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25 de octubre de 2008

Consultas a Informáticos

Informático: ¿Qué ordenador tiene?
Cliente: Uno blanco.

Cliente: Tengo un grave problema. Un amigo me puso un protector de pantalla, pero cada vez que muevo el ratón desaparece...

Cliente: Hola, buenas tardes, no puedo imprimir, cada vez que lo intento dice 'No se encuentra impresora'. He cogido incluso la impresora, la he colocado enfrente del monitor pero el ordenador todavía dice que no la puede encontrar.

Cliente: Tengo problemas para imprimir en rojo
Informático: ¿Tiene una impresora a color?
Cliente: ¡¡¡ Aaaaaaaah.... gracias!!!

Cliente: Hola. No puedo sacar el disquete de la disquetera.
Informático: ¿Ha intentado apretar el botón?
Cliente: Sí, claro, esta como pegado...
Informático: Eso no suena bien, tomaré nota
Cliente: No... espera... no había metido el disquete... esta todavía en la mesa... lo siento.

Informático: Ahora, pulse F8.
Cliente: No funciona.
Informático: Que hizo exactamente?
Cliente: Presionar la 'F' ocho veces como me dijiste, pero no ocurre nada.

Informático: Tu password es 'a' minúscula de andamio; 'V' mayúscula de Victor; el número 7...
Cliente: 7 en mayúscula o minúscula?

Informático: Haga clic sobre el icono de 'Mi PC', a la izquierda de la pantalla.
Cliente: ¿Tu izquierda o mi izquierda?

Informático: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
Cliente: Hola, no puedo imprimir.
Informático: Podría hacer click sobre 'inicio' y ...
Cliente: Escuche; no empiece con tecnicismos, no soy Bill Gates.¡Maldita sea!

Informático: ¿Qué hay en su monitor ahora mismo?
Cliente: Un osito de peluche que mi novio me compró en un supermercado.

Cliente: Mi teclado no quiere funcionar.
Informático: ¿Está seguro de que esta conectado?
Cliente: No lo sé. No alcanzo la parte de atrás.
Informático: coja el teclado, y dé diez pasos hacia atrás.
Cliente: OK
Informático: El teclado sigue con usted?
Cliente: Sí
Informático: Eso significa que el teclado no está conectado ¿Hay algún otro teclado?
Cliente: Sí, hay otro aquí. Andaaa,.... este si funciona!!

Cliente: no puedo conectarme a Internet
Informático: ¿Está seguro de que esta utilizando el password correcto?
Cliente: Si, estoy seguro, vi a un colega hacerlo.
Informático: Me puede decir cual era el password?
Cliente: 5 asteriscos.
muxoyuyo | Consultas a informáticos en Internet y Web.

14 de octubre de 2008

Nube de Tags Móvil

AVISO: El archivo .swf que necesita la nube ya no está alojado en el servidor, para arreglar la nube recomiendo visitar oloblogger.blogspot.com

Acabo de actualizar el blog incluyendo una nueva nube de tags móvil. Este widget sólo estaba disponible para WordPress pero gracias a Blogger Buster podemos incluirlo en nuestro blogger.

Vamos a Diseño > Edición de HTML y buscamos este fragmento de código:
<b:section class='sidebar' id='sidebar' preferred='yes'>
Y pegamos este código a continuación:
<b:widget id='Label99' locked='false' title='Labels' type='Label'>
<b:includable id='main'>
<b:if cond='data:title'>
<h2><data:title/></h2>
</b:if>
<div class='widget-content'>
<script src='http://halotemplates.s3.amazonaws.com/wp-cumulus-example/swfobject.js' type='text/javascript'/>
<div id='flashcontent'>Blogumulus by <a href='http://www.roytanck.com/'>Roy Tanck</a> Design by <a href='http://muxoyuyo.blogspot.com'>muxoyuyo</a></div>
<script type='text/javascript'>
var so = new SWFObject(&quot;http://halotemplates.s3.amazonaws.com/wp-cumulus-example/tagcloud.swf&quot;, &quot;tagcloud&quot;, &quot;165&quot;, &quot;200&quot;, &quot;7&quot;, &quot;#ffffff&quot;);
// uncomment next line to enable transparency
//so.addParam(&quot;wmode&quot;, &quot;transparent&quot;);
so.addVariable(&quot;tcolor&quot;, &quot;0x333333&quot;);
so.addVariable(&quot;mode&quot;, &quot;tags&quot;);
so.addVariable(&quot;distr&quot;, &quot;true&quot;);
so.addVariable(&quot;tspeed&quot;, &quot;100&quot;);
so.addVariable(&quot;tagcloud&quot;, &quot;<tags><b:loop values='data:labels' var='label'><a expr:href='data:label.url' style='12'><data:label.name/></a></b:loop></tags>&quot;);
so.addParam(&quot;allowScriptAccess&quot;, &quot;always&quot;);
so.write(&quot;flashcontent&quot;);
</script>
<b:include name='quickedit'/>
</div>
</b:includable>
</b:widget>
Para cambiar el tamaño de la nube, modificamos:
&amp;quot;165&amp;quot;, &amp;quot;200&amp;quot;,
Para cambiar el color del fondo, modificamos:
&amp;quot;#1D3443&amp;quot;);
En esta página podemos seleccionar un color o poner el código de fondo de nuestro propio blog, si no estamos seguros de si es o no el color que queremos, podemos ir poniendolo para que nos muestre el resultado. Código de Colores en HTML

Para cambiar el color del texto, modificamos:
&amp;quot;0xffffff&amp;quot;);
Nota: Para poder poner código HTML como texto plano en una entrada de blog de blogger es necesario poner &lt;b:widget... en vez de <b:widget... En nosetup.org podemos pegar el código html y nos lo combierte automáticamente a texto plano para su copy/paste.

8 de octubre de 2008

¿COMO SER UN SINVERGÜENZA? Manual del ligón


Eran las nueve y media de agosto o, para ser precisos, de una noche del mes de agosto. Felipe, Jorge y yo acabábamos de salir del gimnasio, de una sesión de karate en la que el profesor nos había demostrado, de palabra y de obra, cuánto nos faltaba para llegar a maestros.

Aceptablemente apaleados, decidimos llegar hasta una playa cercana a procurarnos cualquier anestésico en vaso para combatir los dolores físicos y morales y, de paso, disfrutar del clima, de la flora y de la fauna.

Yo era entonces -y aún se mantiene la circunstancia- el mayor de los tres y, por lo tanto, el experto. Además, después de hora y media de karate me sentía por encima de las pasiones humanas o, mejor dicho, por debajo de los mínimos exigibles para cualquier hazaña.

Nos estábamos en la barra, rodeados de cerveza casi por todas partes, cuando llegaron dos inglesitas, jovencísimas aunque perfectamente terminadas para la dura competencia de la especie. Felipe y Jorge sintieron pronto el magnetismo y, cuando vieron que ocupaban una mesa solas, saltaron hacia ellas entre cánticos de victoria y ruidos de la selva.

Las muchachas, que sin duda habían oído hablar de los latin lovers y otras especies en extinción, les acogieron, se dejaron invitar y mantuvieron una penosa conversación chapurreada.

A distancia, yo vigilaba la técnica de mis amigos. ¡Bah! Todo se reducía a ¿de dónde eres?, ¿cuándo has llegado?, ¿qué estudias? y ¿te gusta España? Se me escapaba cómo pensaban seducir a las chicas con semejante conversación.

Gracias a la distancia -y, quizá, a la cerveza que seguía rodeándome observé que las extranjeras estaban repletas hasta los bordes de los mismos pensamientos que mis amigos: cuatro personas, como aquel que dice, pero una sola idea: ¿Cómo hacer para tener una aventurita?

Como yo, gracias al karate, había dejado atrás toda humana ambición, concluí mis observaciones con una sonrisa de suficiencia y me puse a pensar en algunos graves misterios de la vida. ¿Por qué, por ejemplo, las personas que quieren lo mismo, y lo saben, en lugar de manifestarlo a las claras, se ponen a hablar del tiempo? ¿Un exceso de lecturas de Agatha Christie?

Quince minutos después se me acercó Felipe: había constatado -o lo que él hiciera creyendo que constataba- que las cosas no iban bien. Habían pegado la hebra, pero más allá no sabían ir. Felipe acudía por si yo, que era el mayor, tenía alguna sugerencia que mejorara la situación.

-Muérdele la oreja. -dije, cediendo a una inspiración transitoria.

-¿A cuál?

-A la morena que no lleva pendientes, no sea que te partas un diente. Arriba, no; en el lóbulo.

Sin embargo, mi ocasional alumno no estuvo a la altura. Avanzó varias veces hacia el objetivo. En una de ellas hasta abrió la boca, pero acababa siempre retirándose hasta sus posiciones anteriores. Estaba claro que le fallaba el valor.

Diez minutos más, durante los que Felipe sufrió bailando entre el sí y el no, y se me acercó:

-No me sale. -gimió.

-Es bien fácil: pones la boca a la distancia oportuna y muerdes. Si el pelo te estorba la maniobra, lo apartas delicadamente con una mano.

Felipe, a aquellas alturas, dudaba ya de mi capacidad como profesor. Dudaba mucho.

-Es más fácil decirlo que hacerlo.

Aunque seguía por encima de las pasiones humanas, decidí actuar para demostrar la verdad de mis tesis y para preservar mi fama de cualquier mácula. Había que descubrir a la humanidad que el camino para llegar a aquella inglesita morena pasaba por el mordisco en la oreja.

-My friend Arthur. -dijo Felipe, mostrándome.

Sonreí a mi víctima, me senté a su lado y pregunté si alguien quería volver a beber: la cortesía me exigía no morder sin antes convidar. Después dirigí mis ojos a los de la chica y puse la mirada más ardiente que encontré en el almacén. Luego, ante la expectación de mis amigos, pronuncie unas sentidas palabras:

-Tienes el cuello muy bonito.

-Gracias.

Aparté el pelo que rodeaba su oreja derecha y, con una sonrisa de triunfo, se la mordí. La muchacha, sorprendida o no, se estuvo quieta, sin alborotar. Volví a morder, aprovechando las facilidades y, para demostrar mi éxito, repartí unos cuantos besos aquí y allá.

Mis amigos tomaron buena nota y, después de llevar a las chicas a sus casas y citarse con ellas, me expresaron su admiración:

-¡Qué tío! Lo que sabes.

¿Y si de verdad sé algo?, me dije. ¿No sería una lástima que estos conocimientos se perdieran para las generaciones futuras? Así es como nació el proyecto de este libro de enseñanza y, como hombre agradecido, guardo un recuerdo para la oreja de una desconocida que jamás volví a ver.

Cuando llegó la hora de la siguiente cita, mis amigos partieron como un viento del norte: silbando.

-¿No vienes?

-Tres entre dos. -advertí- Id vosotros.

Por la mañana supe que las cosas habían ido relativamente bien y que, más o menos, estaban emparejados para los próximos doce días.

-Fulanita -me dijo Felipe- no ha dejado de preguntar por ti. Fulanita es la de la oreja.

Y siguió preguntando por mí hasta que tomó el avión para su Patria. Seguramente fui el primer hombre que le mordió la oreja. Nunca se sabe qué puede hacer mella en el espíritu de una mujer pero, sin duda, los mordiscos en la oreja son una poderosa herramienta.


NOTA BENE


Cada maestrillo tiene su librillo y cada sinvergüenza su Enciclopedia Espasa. Aquí vamos a hablar de una clase de sinvergüenzas, los conquistadores con o sin éxito, incluidos en el viejo arquetipo español del Don Juan. No hablaremos de otros sinvergüenzas más peligrosos, del ladrón al falsario, ni de los canallas que pegan a las mujeres o las explotan, ni de los locos que se dejan pegar por ellas, ni de la enorme variedad de depravados en cuya fabricación parece estar especializándose nuestra codiciosa sociedad.

Los sinvergüenzas objeto de este estudio, al lado de tantos otros, son unas almas de la caridad y, salvo en algunos aspectos, unos caballeros, amantes admiradores de la belleza y algo obsesivos cazadores de la mujer. Claro que la caza de la mujer sólo es el paso obligado para cumplir con el mandato bíblico: creced y multiplicaos.

¡Ah, ¡la multiplicación! Una de las operaciones que más tinta ha hecho correr y que más ha entretenido al ser humano hasta el invento y difusión de la televisión. Millones de años después de descubrirse la multiplicación de la especie, sigue teniendo atractivo.

¿Quién no ha visto, en las proximidades de alguna playa mediterránea, a una rubita conduciendo una vespa rosa y ha pensado "Señor, señor"? Pues el sinvergüenza del que tratamos es el que no piensa "Señor, señor". El va y actúa.

Nota: Recuperamos el enlace http://www.sromero.org/ext/review/sinverguenza/Sinverguenza.html